Son muchos los coches que habitan nuestras calles estos días que tuvieron un predecesor que fue un mito del mundo del motor.
Es el caso de Mini. El Mini original se convirtió en todo un fenómeno de ventas y también en una leyenda del mundo de los rallys de la mano de John Cooper. BMW compró los derechos de la marca y mandó rediseñar el pequeño utilitario. Mantuvo sus rasgos principales, pero perdió algo muy importante, su carácter «mini». Ya no era un coche pequeño y divertido, ahora era un coche grande, además de pasar de ser un coche para el pueblo a un coche «premium».
El Fiat 500 sufrió una vuelta al mundo muy parecida a la del Mini, pero en su caso, las proporciones quizás se mantuvieron más cercanas a las originales (salvando las distancias). Se convirtió en un utilitario premium que pronto vendió un gran número de unidades. Su aspecto retro atrajo a muchos compradores.
Chevrolet, hizo resurgir el mítico diseño del Corvette Stingray para su versión C7 de 2013. Las líneas de «Muscle Car» del Stingray ahora son patentes en un deportivo que había perdido el rumbo en los últimos años. El rediseño del Corvette le ha devuelto a la batalla de los deportivos.
Un experto en esto de los «liftings» es el mítico Porsche 911, que con sus 50 años de vida parece el mismo que salió en 1964 de la fábrica de Stuttgart.
Los rediseños de modelos que han hecho historia siempre son complicados y no siempre salen como se esperaba, y si no preguntémosle a Fiat con su Multipla, que rescataba el nombre del mono-volumen del Fiat 600, y en otros casos no llegan ni a la calle cuando deberían haberlo hecho, como el Miura Concept.
Lo que está claro es que cada uno de estos modelos vive su época, pero desde luego, los que quedarán como iconos son sus originales.
¿Y tú qué eliges? ¿clásico o moderno?
