En el mundo en el que vivimos, con una contaminación tan alta, el petróleo que se acaba y la gran cantidad de vehículos que circulan por el mundo es necesario plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué vamos a hacer ahora?
Hace ya muchos años que la industria automovilística se ha movido hacia lo eléctrico como una forma de motorización alternativa a la convencional. Sin embargo, y pese a la gran cantidad de evoluciones que han sufrido estos motores eléctricos, el mundo sigue igual. Los motores de gasolina o diésel siguen siendo lo normal en nuestras calles.
Su consumo ha sido reducido a niveles que jamás hubiesen soñado hace dos décadas. Pero esto no evita que se nos acabe la materia prima y que sigamos contaminando.
Toyota presentó en 1997 el que es en la actualidad el ejemplo a seguir por los coches híbridos, el Prius. Su combinación de motor eléctrico y gasolina reducía el consumo y las emisiones además de proporcionar una mayor autonomía al poder circular en modo eléctrico.
Actualmente el mercado ha llegado más allá, los vehículos eléctricos ya se ven por la calle. Las marcas los venden con la afamada etiqueta ECO. Esta etiqueta, además de informarnos de que seremos respetuosos con el medio ambiente también catalogan al coche de una manera que las marcas no quieren mencionar, es un coche inútil.
¿Inútil por qué? Es muy sencillo. Muchos de estos fabricantes ofrecen modelos eléctricos cuya autonomía solo basta para hacer un trayecto de 100 km. «Yo no hago más de 100 km al día», diréis algunos. Y yo os digo, ¿y si algún día queréis hacerlos? Tendréis un coche de más de 30000 €, por no decir 50000, que os servirá para ir al pueblo, pero no volver en el día.
Las baterías de litio no están tan avanzadas y para colmo, a los 5 años su capacidad se verá tan disminuida que habrá que cambiarlos. Para mío estos coches no son la solución, de momento.
Una tecnología que no se le ha dado mucha coba es la de la combustión de hidrógeno. Este material, presente en la atmósfera, al utilizarse como combustible genera… vapor. Es decir, generaríamos vapor de agua, de hidrógeno, hidrógeno por hidrógeno. Nunca se acaba y además, no contamina. ¡Y para colmo puedes recargar el tanque de hidrógeno sin esperar 8 horas y seguir tu camino!
Que sigan inventando coches eléctricos que yo, hasta que no los haya de hidrógeno, seguiré con la gasolina.