China es un país cuyo crecimiento económico es cada día mayor, sin embargo su economía se basa, muchas veces, en la copia de productos europeos de mejor calidad. Iphone falsos, copias de relojes, de bolsos… todo eso lo vemos cada día, pero ¿y si no se quedan ahí?
Los fabricantes chinos de automóviles se han visto amparados por su país en la copia de modelos de fabricantes reconocidos. Es el ejemplo de este SUV chino que, pese a ser una copia casi idéntica del BMW X5 y denunciada por BMW, se ha continuado con su producción ya que el tribunal chino no ha «encontrado parecidos» entre el coche alemán y el chino.
Un caso llamativo es este CLK-Megane con escudo «parecido» al de BMW, por copiar que no quede.
En otras ocasiones los fabricantes adquieren las patentes de modelos antiguos para fabricarlos en china. Estos modelos, pese a su parecido a sus hermanos europeos, no son capaces de pasar las pruebas de seguridad en europa. Opel vendió el diseño del Frontera a un fabricante chino y estos son los resultados de las pruebas europeas:
Los precios de estos coches chinos son muy inferiores a los europeos similares, pero sus calidades y seguridad son muy deficientes, por ello la mayoría no llegan al mercado europeo.
Muchos fabricantes europeos han intentado establecerse en el mercado chino y han sucumbido ante estas marcas que se benefician de su trabajo. Volkswagen sin embargo ha optado por establecer en china modelos alternativos a los europeos como el Jetta I, desfasado en europa, pero al nivel de los vehículos chinos.
El mercado chino, por tanto, se basa en modelos baratos, poco seguros pero muchas veces atractivos, eso sí, gracias al trabajo de diseñadores de marcas europeas que no ven un solo euro por parte de estas marcas chinas.