La guerra de los clones

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Desde hace unos años los fabricantes de coches de todo el mundo han sacado al mercado modelos que exteriormente tienen muchos parecidos. Cada fabricante trabaja, lógicamente, sobre sus propios rasgos de personalidad pero adaptándose a lo que el público quiere.

Así vemos como los vehículos de la misma gama suelen parecerse misteriosamente (o no tanto) entre ellos. Vamos a ver algunos ejemplos de lo que estamos hablando:

Si viésemos por la calle uno de estos, a grandes rasgos, nos costaría diferenciarlos si no tuviesen el escudo de la marca. El I30 de Hyundai, el Cee’d de Kia y el Focus de Ford son muy parecidos en su diseño, sobre todo en el caso de los dos coreanos el parecido es más que notable.

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Caso aparte merecen los que comparten chasis. En este caso podríamos hablar de hermanos gemelos separados al nacer por una plaquita. Los fabricantes diseñan entre ellos un coche y lo único que hacen después es cambiarle el motor (en algunos casos) y la chapa de la marca. Los Aigo, C1 y 107 o el Toyota Gt86 y el SUbaru BRZ son casos de este estilo.

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Esperemos que no siga esta tendencia y no nos veamos envueltos en una «guerra de clones».

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