Definitivamente la F1 está de vuelta. Y es que el dominio aplastante de Mercedes había hecho que la categoría reina del mundo de las cuatro ruedas se sumiese en una rutina que aburría.
El regreso de Ferrari, los problemas de Mercedes, el buen ritmo de los Red Bull en carrera y los cambios incorporados a los monoplazas para este año han sido determinantes para hacer llegar al espectador una sensación de no saber que puede pasar en ningún momento y mantenernos pegados al televisor hasta la última vuelta.
El caso del British GP es claro ejemplo de ello. Hamilton dominaba, sí, pero el resto tenía una batalla campal, a ver quien aguantaba. Bottas llegaba desde atrás, los Ferrari luchaban contra una degradación de los neumáticos que los llevó a sendos pinchazos (Kimi realmente no pinchó, simplemente perdió la banda de rodadura) y unos Red Bull que no dejaban de «molestar» a los de delante.
Es una pena que los pilotos españoles no tengan posibilidad de competir con los mejores. Fernando Alonso ha caído en un equipo que se ha equivocado, o quizás no, pero a día de hoy, con la edad que tiene el bicampeón español, no es el sitio en el que debería estar, ya que demuestra cada día más que tiene calidad para ganar, y mucho.
En cuanto a Carlos Sainz, su juventud juega a su favor, y lo vemos con más cabeza que muchos de los que han pasado por la filial de Red Bull. Sus actuaciones dejan ver un gran piloto que de tener más suerte y un mejor coche estaría sin duda con los mejores. Está claro que tiene la competición en las venas. Una pena que decidiesen que Verstappen (que es un gran piloto pero peca de poca cabeza a veces) subiese al equipo «de los mayores».
Entre los contendientes por el título, Hamilton sigue siendo el piloto excepcional pero poco centrado, Vettel sigue en su estela, ha mejorado, pero sus nervios le juegan muy malas pasadas, una de ellas que debió haberle costado mucho más que un Stop And Go. Y pocos más les tosen, Bottas ha empezado a coger el ritmo al Mercedes a mitad de la temporada y a demostrar por qué le eligieron, y en Ferrari, Kimi no es el piloto que era y no es un contendiente importante.
En definitiva, veo signos de recuperación en el deporte, un deporte que en su búsqueda de mejorar el espectáculo se perdió, pero se ha vuelto a encontrar y espero que siga mejorando en los años venideros.
Imagen: Stephen Grimes