Si por algo se caracterizan los coches norteamericanos es por ser excesivos. Excesivos tanto en cubicaje de sus motores, como en tamaño, consumos, sonido y, por supuesto, potencia.
Desde su nacimiento en 1953, el Corvette ha sido uno de los coches más emblemáticos de Norteamérica. Competidor directo del también mítico Mustang, el «Vette», sí que ha mutado en aspecto a lo largo de los años, pasando de un cabrio redondeado en los 50′ a un deportivo cuya silueta afilada, inspirada en el mítico Stingray de 1963, saca más de un suspiro a los amantes del motor.
Si bien el Mustang ha seguido un camino distinto, acercándose en este último tramo al mercado europeo, el deportivo de Chevrolet no parece interesado en atracar en el viejo mundo, al menos, no perdiendo parte de su esencia. Chevrolet quiere mantener a su «purasangre» intacto y no solo eso, sino aumentar aún más si cabe sus aspectos yanquis.
El más potente hasta la fecha
Para el ZR1 de 2019, Chevrolet ha desarrollado un nuevo motor V8 con un cubicaje de 6,2 litros, una cifra enorme si tenemos en cuenta que el «Pony» de Ford monta un 5 litros. Esto se traduce en una potencia de 755CV y 969Nm de par, muy lejos de su rival y convirtiéndolo en el Corvette más potente hasta la fecha.
Y esto no solo se traduce en un precioso ronroneo del motor, olor a gasolina y a goma quemada, sino que también lo ha convertido en el más rápido fabricado hasta la fecha. El ZR1 de 2019 alcanza ¡338 kilómetros por hora de velocidad punta! Cifras astronómicas que lo llevan a tocar con la yema de los dedos el cielo de los supercoches.
Quizás el Mustang sea más refinado, mejor en circuito y en las curvas y con un consumo adaptado a los nuevos tiempos, pero… ¿Quién no disfrutaría de una fiera belleza como el Corvette?
