Corría el año 1963 y Porsche enviaba al Salón del Automóvil de Frankfurt el prototipo que se convertiría en su icono, pero no pensaban llamarlo Porsche 911.
Las patentes y el Porsche 911
Porsche presentó el prototipo para su nuevo deportivo en Frankfurt, el 901. Entre toda la celebración del nacimiento de esta nueva estrella bávara, hubo alguien a quien no le gustó el nuevo nombre: Peugeot.
El fabricante francés no tardó en contactar con Porsche ya que la denominación del nuevo deportivo no era correcta. Peugeot poseía los derechos sobre los nombres comerciales de vehículos de tres dígitos con un «0» situado al centro.
Un despiste que pudo haber costado más caro
Porsche no tardó en rectificar, no sin pensarlo bien. El fabricante de Stuttgart había mandado fabricar números metálicos para la trasera de sus coches y el salpicadero.
La noticia de su choque de intereses con Peugeot llegaba una vez fabricados todos estos números y no querían perder toda esa inversión.
Así, tuvieron la idea de reemplazar el «0» central por un «1», desechando únicamente un tercio de lo producido.
A día de hoy, el 911 es reconocido fácilmente. Estos tres números representan en automovilismo la esencia de Porsche, algo que quizás hubiese sido más confuso de haber sido nombrado 901. ¿Qué crees tú?