Si estás leyendo esto es porque seguramente te gusten los coches y probablemente sientas un cosquilleo con el rugido de un v8, v10 o v12. Además, casi seguro que te encanta sentir el control de la máquina, tomar las curvas y dedicarte a eso, conducir. Y es precisamente por eso por lo que es muy complicado elegir un coche cuando tienes un presupuesto limitado, tienes que elegir: útil o emocionante.
Especificaciones útiles vs. emociones
Hoy en día hay numerosos vehículos a la venta que cumplen con todo lo necesario para ser un gran coche para la gente de a pie. Dacia, Renault, Kia, Hyundai… todos ellos desarrollan coches muy buenos pero… ¿gusta conducirlos?
Cuando buscamos coche nuevo, normalmente aparecen preguntas como: ¿Cuanto consume? ¿Qué impuestos paga? ¿Es grande el maletero? entre muchas otras. Todas estas preguntas hacen que vayamos descartando modelos para llegar a aquellos que se adaptan a nuestras necesidades. Pero qué pasa cuando, pese a cumplir todas las necesidades, no nos gusta conducirlo.
Ese es el mayor problema al que se enfrentan los amantes de los coches y os pongo un buen ejemplo. El Dacia Sandero que analizamos en este blog es un gran coche, tiene un gran espacio interior, consumos reducidos, un buen aspecto y un precio insuperable. Sin embargo, al conducirlo no hace que te sientas uno con la máquina, simplemente lo conduces.
Y no es un problema este de los coches de bajo coste, sino que se extiende a muchos modelos. Recientemente tuvimos la ocasión de probar el Hyundai i30, un modelo interesante, con acabados más que decentes y un diseño impresionante. Al conducirlo las sensaciones te dejaban ese vacío que Dacia tampoco supo llenar. La respuesta de sus 130cv era demasiado tranquila, y la puesta a punto del chasis tampoco ayudaba.
Es por esto que a la hora de elegir coche, un amante del motor será mucho más exigente y lo tendrá mucho más complicado para sentirse identificado con su máquina.
No por ello son malos coches
No queremos decir que por ello sean peores coches, que no lo son. Cada uno cumple una función, y lo hacen muy bien. El problema está en que la emoción y la pasión que despierta un coche en los aficionados al motor, es fundamental.
Así, el mercado estará lleno de personas deseando tener todos los modelos de coche, pero el grupo de aficionados querrán un chasis y un motor que despierte algo en su interior, que les haga latir el corazón.